La belleza de tus hombros fríos,
Tus curvas blancas,
Tus carnes quietas,
Tu aroma quedo y
Tu respiración perdida.
Descansas sobre mi pecho
Y mientras duermo,
Rasgas las paredes de mi cuarto
Con tus uñas: ahora son paredes rojas,
Rojas de rubí y esmalte,
Rojas como tu vientre y mi tormenta,
O como la lluvia entre los dos,
O como tu ausencia sobre mis piernas.
Surca mi pecho, siémbrame tu pelo,
Enrédate en mis piernas,
Y come lo que duermo: tu recuerdo.
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