A veces me pregunto por qué me amas.
Siendo yo tan frío.
siendo yo tan áspero.
Me pregunto si realmente me observas
y ves en mis ojos
los deseos más diabólicos.
¿Acaso no ves la tulgencia de tus carnes
reflejadas en mis ojos?
¿no sientes en mi piel
las ansias de tus manos?
Porque yo te observo
y recorro con mis pupilas
tus curvas solitarias,
y te acecho a la espera
de que caiga sobre tí
la soledad.
A veces me pregunto por qué me amas
y busco en tus labios la respuesta,
pero es solo silencio lo que dices.
Entonces, vuelvo a la espera,
retorno al acecho:
te observo.
Aguardo a que flaquees,
tartamudees,
a que tu mutismo se desnude
y caiga suavemente por tus brazos;
a que dudes,
a que te preguntes si te amo
y si mis ojos aún buscan los tuyos.
De un zarpaso te subyugo,
y mi boca oscurece tu cuello,
en un suspiro te pregunto:
¿Es silencio lo que querías decirme?
jueves, septiembre 17, 2009
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