Sabor a tierra negra
y a espinas.
Olor a pasto gastado,
cansado,
amarillo.
Piedras en los pies descalzos
que caminan evaporándose.
Un cielo tísico que escupe,
roja,
la luz del sol.
Huesos que fluyen entre
la carne, salen de ella
y vuelven a oírse.
¡Canta! sangre mía !Canta¡
Fluye ser.
Oye.
lunes, diciembre 11, 2006
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