lunes, diciembre 11, 2006

Sur-real

bajando me encuentro el león
que come trigo de centeno
en el campo azul de senos
disparejos. Brota así el
fénix de mi pecho que grita por
la muerte de los polluelos de
madame Bachelet y las aventuras
de Menard. Camino por la w
que se dibuja en tu oblicuidad
newyorkina.

Vuelto sobre las líneas encuentro
la persistencia de los verbos,
doy cuenta de lo que hago, no califico,
no opino y el gato que me mira
a través de la copa de vino que cae
sobre el charco roto del taburete
me persigue con la cola de un ratón
entre sus dientes.

Pero todo tiene sentido, el mismo sentido
de mí mismo, el sentido de la nada que se convierte
(por medio de astutas progresiones matemáticas)
en un todo de caracoles de fibonacci o una teoría
desplazante de la constante de un número infinitesimal
que es el orden de lo innegablemente desordenado.
¡CAOS! Caos auténtico es despertarse una mañana y encontrar
que ya no quieres dormir más al lado derecho de mí cama,
que todo lo que haga o deje de hacer te da exactamente lo mismo,
que la nada nos separa, pero como nada astutamente matemátizada
nos une en un todo caótico.

Cansado de mí mismo me abandono a las transiciones indescifrables de mi mente
absolutamente carente de valores... más allá del cero me hallo perdido en un infinito vacío... pero el infinito y el vacío son conceptos contradictorios... pero miro las estrellas y veo ese espacio infinito en que se halla una infinidad de pequeños vacíos que me observan desde las distancias más remotas de los apartados parajes de la bóveda celeste.

así concluyo que bajando he encontrado que la negación es la única constante de las disertaciones que ocupan mi desocupada mente y que por tanto la negación es el sentido teleológico de mi infinito universo interior. La MaReA sIEmPre InConSTanTe se ApoDerA dE Mi PrOpiA Esencia que realmente siempre ha sido suya: yo soy la marea y la marea soy yo.

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